El desamor a veces esconde el amor
en las telarañas de lo cotidiano.
No dejes por favor,
crecer bosques de lo mundano.
Recuerda que los bosques
están llenos de frutos.
Los frutos no satisfacen,
pero sacian el hambre.
Hay muchos amores escondidos
en los laberintos rutinarios.
Empieza a desenvolver esos nudos
donde los tienes escondidos.
Antes que la maleza oscurezca su nido
y opaque la luz de su pureza.
Empieza con tu primer amor
y tu primer regalo.
El amor propio,
el amor de todos!